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miércoles, 21 de septiembre de 2016

domingo, 11 de septiembre de 2016

Templo de Debod.©

















Se trata de un templo egipcio del siglo II a. d C instalado en el Parque del Cuartel de la Montaña, cerca de la Plaza de España. El templo fue donado a España por el gobierno egipcio para evitar que quedara inundado tras la construcción de la gran presa de Asuán.
La construcción del templo la inició a comienzos del siglo II a. C. el rey de Meroe Adijalamani, quien dedicó una capilla a los dioses Amón e Isis. La capilla está decorada con relieves. Posteriores reyes de la dinastía ptolemaica construyeron nuevas estancias alrededor del núcleo original. Tras la anexión de Egipto al Imperio Romano, los emperadores Augusto, Tiberio y, tal vez, Adriano, culminaron la construcción y decoración del edificio.
En el siglo VI, tras la conversión de Nubia al cristianismo, el templo fue cerrado y abandonado. Ya en el siglo XX debido a la construcción de la presa , el gobierno egipcio lo regaló a la ciudad de Madrid y fue transportado, reconstruido piedra a piedra y abierto al público en su actual ubicación en 1972. La reconstrucción que se hizo en Madrid mantuvo la orientación de su lugar de origen, es decir, de este a oeste.

Los orígenes de Debod como lugar de culto

En el yacimiento arqueológico que se conoce como Debod (hoy bajo las aguas del Nilo), los restos más antiguos se remontan al Imperio Medio. Ciertas evidencias apuntan a la existencia de un pequeño lugar sagrado en la zona, probablemente una capilla, fechada en el Imperio Medio. Por desgracia se desconoce a qué divinidad se rendía culto. Se ha especulado con Jnum y Satis, que son los dioses de la Primera Catarata. El lugar debió ser periódicamente visitado por expediciones regias encargadas de la explotación mineral en los uadis cercanos. De esta fase apenas han quedado restos arqueológicos. El principal es una estela rectangular de arenisca que se encuentra en el Museo Egipcio de Berlín, datada en el reinado de Amenemhat II y escrita en jeroglíficos retrógrados; fue hallada por Lepsius en Debod y describe una expedición oficial realizada a la zona de minas de amatista de Wadi el-Hudi, para extracción de mineral. Las minas de amatista se encontraban en el Desierto Oriental, a más de 145 km de Debod. Este sería el documento faraónico más antiguo, que sepamos, hallado en Debod.
Durante la época ramésida se produce la egiptización de Kush (Nubia). Es entonces cuando se erige en Debod el primer edificio en piedra del que se tiene constancia, consagrado por Sethi II. Estaba formado por un pequeño santuario y un pilono de acceso. De nuevo desconocemos a qué divinidad estaba consagrado, pero de la necrópolis ramésida colindante a este pequeño templo parece proceder una estela que menciona por primera vez a «Amón de Debod». Algunos bloques de dicho edículo ramésida se reutilizaron en el templo grecorromano.

Fuente:http://www.esmadrid.com/informacion-turistica/templo-de-debod https://es.wikipedia.org/wiki/Templo_de_Debod
Fotografía:  Charly Newman ©

martes, 23 de agosto de 2016

Monasterio Abandonado ©

Al oeste de la provincia de Guadalajara se encuentra un enclave histórico a la vez que olvidado, un monasterio que ha sucumbido al paso del tiempo y que el ser humano ha dejado a su suerte. Mundo Parapsicológico ha decidido acercar este lugar y su historia, aunque sea virtualmente, a sus lectores. Apariciones marianas y un curioso origen dieron inicio a una estructura que hoy en día se funde con el entorno alcarreño
Nota aclaratoria: Debido al afán de prevenir estos lugares de personas desaprensivas, hemos omitido algunos datos con el fin de no facilitar su localización.
Una zona mágica
La zona de la provincia de Guadalajara donde se encuentra emplazado el monasterio, desde tiempos inmemoriales, ha sido de especial interés por los diferentes pueblos que han pasado por la Península Ibérica.
Analizar en su totalidad el concepto de “lugar de poder” es muy complejo. De forma sencilla, un lugar de poder es simplemente un enclave en el que ocurre una sutil alteración del comportamiento humano. Este cambio de conducta se debe a diversas características que posee este determinado enclave y que otros no tienen.
Si bien la zona donde se encuentra el monasterio fue un lugar de sibilas romanas que acudían a las cuevas que hay en sus alrededores para intentar comunicarse con aquello que no comprendían a través de misteriosos rituales, ésta fue de vital importancia para los musulmanes, que no dudaron en asentarse en ella tras la conquista de la España visigótica. Como veremos más adelante, los musulmanes poseían los saberes de la época, siendo los encargados de introducirlos en Occidente.
Tras la Reconquista y las repoblaciones cristianas, el territorio sirvió para lugar de retiro para aquellos religiosos que querían iniciar una vida eremítica. Estos ermitaños escogieron las cuevas que ya habían utilizado las sibilas romanas, además de levantar sus ermitas. El objetivo siempre era el mismo: conectar con la divinidad, trascendiendo los límites marcados por lo explicable.
Diferentes culturas se han interesado por los alrededores del monasterio, como si de vital importancia fuera asentarse en esta comarca guadalajareña y no en otra. ¿A qué se debía esa especial disposición para entrar espiritualmente en contacto con aquello que se escapa a nuestra razón?
El monasterio, construido por los “templarios ibéricos
El monasterio, hoy abandonado, fue levantado por religiosas en el siglo XVI. La Orden fundadora entronca directamente con los Caballeros Templarios, siendo una prolongación de éstos en España.
Es bien sabido que los Templarios siempre han estado relacionados con el ocultismo y con prácticas esotéricas poseyendo unos conocimientos que eran inaccesibles para cualquier individuo de la Edad Media, sumidos en el más puro analfabetismo. Con la desaparición de la Orden del Temple, en España la antorcha del conocimiento la portaron aquellas órdenes que hubieran estado relacionadas con estos míticos monjes guerreros.
Estos “templarios ibéricos” tuvieron una importante presencia en la provincia de Guadalajara, en aquellos tiempos campo de batalla entre cristianos y musulmanes. Pero, más allá del punto estratégico que podían suponer las tierras guadalajareñas, había un aliciente más que servía como excusa para la orden crear un monasterio en este emplazamiento concreto.
Esta zona perteneció a los musulmanes, que poseían los saberes de la época y los habían introducido en la Península Ibérica y, por tanto, en ese Occidente medieval sumido en guerras y caos. Además de esos saberes, introdujeron otros conocimientos provenientes de Oriente desconocidos en esta parte de Europa, así como doctrinas en las que se encontraban la cábala y la gnosis.
Los “templarios ibéricos”, con esa sed de sapiencia que poseían sus antepasados, usaron el pretexto de aumentar la presencia católica en la zona para poder expandir sus conocimientos. Si bien la provincia de Guadalajara había sido reconquistada hace siglos, todavía quedaban resquicios del mundo árabe, es decir, de esa cultura que tenía el saber universal; una excusa inmejorable para levantar un monasterio…
Apariciones marianas y milagros en las cercanías del monasterio
Un lugar de poder está marcado, además de una serie de características integradas en su propia “genética”, por sucesos o hechos acontecidos en ellos que realzan la magia del enclave.
En este caso, uno de esos acontecimientos que ratifican a los alrededores del monasterio como un lugar distinto a los demás trata sobre una aparición mariana datada a finales del siglo XVI, a la par que la construcción de dicho monasterio (quién sabe si el motivo de la construcción del edificio religioso tiene relación directa con el fenómeno asociado a la Virgen).
Según la leyenda, un campesino llamado Diego García viajó a Barcelona para unirse a la Armada Real, preparada para iniciar una campaña naval contra los turcos. Tras la batalla, el ejército real salió victorioso y el campesino se vio colmado de bienes y fortuna. Sin embargo, el vicio del juego fue su perdición, acabando con toda la fortuna que amasó tras la contienda en las aguas mediterráneas.
Cuando no le quedaban más que ocho reales de la época, un turco que había sido capturado tras la campaña militar se le acercó con un objeto en la mano: era la imagen de la Virgen. Diego García la compró, aumentando misteriosamente su fortuna en el juego, pero, cegado por la ludopatía, volvió a perder y echó las culpas al esclavo turco. El campesino adicto al juego acudió en busca del vendedor de la imagen de la Virgen para devolverla y darle muerte por pensar que había sido engañado. Sin embargo, cuando iba a salir en su captura, en mitad del estiércol que tenía en sus tierras, la Virgen en persona yacía para calmar la furia del acortisonado campesino.
Sorprendido por la aparición, Diego García abandonó el juego que había sido su castigo, se quedó con la imagen de la Virgen y la guardó en una hornacina.
En la zona no solamente se recogen historias de apariciones marianas transmitidas de forma oral, sino que también hay documentados casos de hechos prodigiosos en forma de milagros atribuidos a la Virgen.
Matías Escudero de Cobeña relata en su Relación de Casos Notables un suceso acontecido en las tierras colindantes al monasterio donde existía una imagen de la Virgen de la Luz que estaba prácticamente olvidada. En septiembre de 1540 un pequeño pájaro comenzó a limpiar con su fino pico el polvo y las telas de araña que tenía la imagen, ante la atónita mirada de los vecinos. El pájaro no se asustaba ante la presencia humana, sino que seguía realizando su cometido de limpiar a la Virgen de la Luz.
Al quedar limpia la imagen mariana y resaltando su brillantez con los rayos del Sol, las personas allí agolpadas pensaron que aquello se trataba de un milagro. Sin embargo, el suceso se olvidó con el tiempo y con ello también a la imagen de la Virgen de la Luz, que volvió a quedar sucia víctima de la soledad.
Pero, como sigue narrando Matías Escudero de Cobeña, el 7 de mayo de 1580, otro suceso volvió a agolpar a las masas delante de la imagen de la Virgen de la Luz. El mismo pájaro había vuelto para limpiar la sucia imagen, sin inmutarse aunque hubiera demasiada gente. Los más mayores recordaban que aquel suceso no era la primera vez que sucedía, ocurriendo lo mismo que hace cuarenta años y, por tanto, no se trataba de una curiosidad. Desde ese día, la devoción por la Virgen de la Luz no se ha perdido en esta zona de la provincia de Guadalajara, así como la paz espiritual propia de un lugar de poder encarnada en forma de un monasterio abandonado que resiste a caer en el olvido gracias a la magia de la zona, que es inmortal y eterna



















Fuente:http://www.mundoparapsicologico.com/misterios/visitamos-un-monasterio-abandonado-en-la-provincia-de-guadalajara/  ©
Reportaje Fotográfico: Charly Newman. ©